viernes, 30 de diciembre de 2016

Escaparate Literario

Captura de pantalla de Escaparate Literario

En esta entrada dejo enlace para acceder a Escaparate Literario, una iniciativa de Lector Cero para dar visibilidad a escritores independientes.  
Los invito también a conocer la empresa Lector cero, a partir de su página Web 
Me resta agradecer al equipo de Escaparate Literario cuyo trabajo se ve reflejado en el sitio. Por medio de esta entrada deseo hacer llegar mis más sinceros deseos de un muy buen año 2017 para todos y cada una de las personas del equipo y a quienes, en particular, mantuvieron contacto conmigo en este tiempo.   




Captura de pantalla de Escaparate Literario

sábado, 24 de diciembre de 2016

Día 357








Anotación en la bitácora de viaje. Día 357.
"Inicio de la transmisión"
Al cierre de cada ciclo me permito pensar y repasar los pasos del sendero recorrido. Algunas huellas se ven distantes pero quizás es una ilusión, pues 'quizás' todo esté, de un modo u otro, vinculado, relacionado de tal manera que probablemente pase desapercibido.
Los senderos se cruzan en algún punto, visible o no, incluso, corren paralelos por algún espacio−tiempo, y en esa circunstancia se crece, se comparte o no, pero la posibilidad está.
Suelo decir que mis textos, los cuentos, los relatos, los productos de investigación periodística que volqué en libros o archivos sonoros, son ese espacio−tiempo que recorro junto al lector−escucha. Son mis huellas y −creo firmemente− que recorro ese sector del sendero con el otro. Nos miramos, nos escuchamos, en fin, nos comunicamos.  
Este año 2016 tuvo, como otros, altos y bajos. Rescato muchas cosas. Y las que deseo compartir tienen que ver con la posibilidad de publicar. Este año armé dos libros de cuentos. Uno de ellos tuvo un significado muy especial para mí. Fue una suerte de tributo, de recordar a personas queridas. Tomé algunas características de personas y situaciones reales, de circunstancias que dejaron huellas en mí, y con ello fue surgiendo: Criados... En la Tierra Roja. El libro aún no tiene mucha difusión pero, como los otros, irá llegando a la gente. Con un poco más de tiempo en mis vacaciones, espero, empezaré a buscar puntos de difusión y formas. Eso conlleva tiempo de trabajo, imaginación. Y en este tiempo que sigue contaré con el tiempo necesario, lo otro... irá surgiendo.
También fue un logro para este año otro libro de cuentos. En él me sumerjo en una aventura interesante. Quise escribir sobre un mismo tema y ver qué pasaba. El juego culminó con el libro: Serie Túneles. Es un tema que me gusta y lo exploré en esa circunstancia, en esa propuesta, ese desafío de escribir sobre un mismo tema. De algún modo, el otro libro surgió, tiempo después, durante el año, con una iniciativa similar; pero no tanto como un juego, sino como una búsqueda de pensar/ver un tema como el criadazgo. Hacer visible lo que es tan natural que pasa desapercibido.
Pasaron en este ciclo muchas cosas... No voy a enumerarlas, sólo voy a agradecer a cada persona con la que compartí algo en este 2016. Agregaré que con cada una de esas personas busqué "vivir" ese instante, ese espacio pasible de compartir. Esas personas... dejaron sus huellas en mí, y de cada experiencia me nutro y crezco. Gracias a cada uno.
Feliz navidad. 2016 años después de su nacimiento, muchos, seguimos celebrando que nació. Y creemos que su mensaje es de esperanza, valor, voluntad, fe.
A varios años de recibir la navidad en un CTI (Centro de Terapia Intensiva) celebro la vida, las nuevas experiencias, todo lo que comparto día a día, todo lo que aprendo en este viaje.
Pedro Buda
2016

"Fin de la transmisión"  

lunes, 19 de diciembre de 2016

Atardecer de un sábado cualquiera

Dejo unas postales de un atardecer a orillas del Río de La Plata... 
Es bueno volver a capturar imágenes de atardeceres. El valor de las cosas simples, la belleza de las cosas cotidianas, la paz del momento cuando todo termina para recomenzar. 





Es interesante estar en el lugar exacto, en el momento justo, haciendo eso que nos gusta hacer... 


martes, 13 de diciembre de 2016

Puedo contar el cuento...

Estimados amables lectores, hoy quiero compartir algo que escribí hace unos años atrás. No es un cuento, sino una versión de algo que sucedió pero que es narrado casi como un cuento. 
La historia es real, me sucedió a mí, y desde entonces, la vida tuvo un nuevo sabor. Disfruto cada despertar, cada amanecer, cada atardecer, vivo con mayor intensidad. 
Sin más vueltas les dejo este relato...

Imagen realizada por Tega


 Despertar de una larga siesta  
                                                                     31 de diciembre

Una tarde que parecía noche o una noche que no parecía tanto, cómo saberlo cuando estás un tanto dormido y un tanto despierto.
 Primero debo decir que descubrí, me descubrí, acostado en una cama en medio de una gran habitación. No era el único ocupante de la sala. Había otras personas, pero no era un hotel. Era una sala de un hospital o sanatorio. Pronto recordé que estaba o tendría que estar en un sanatorio. Apenas me podía mover, sentía los pies, podía mover los dedos bajo las sábanas. Había luz encendida todo el tiempo, acepté que era de noche.
Una enfermera me observó de lejos y se acercó: hola, estás despierto –dijo. La miré sonriendo y contesté afirmativamente.  Ella se dirigió a la enfermería que estaba enfrente y trajo una gasa, me limpió los labios o me los mojó, no sé bien el objeto de que me pasara la gasa húmeda. Supongo que eran mis primeras gotas de agua. Pues me dejó un vaso y me aclaró: cada tanto te vamos a mojar los labios, pide cuando necesites más. 
Como no sabía bien donde estaba ni la fecha le pregunté a la mujer vestida de blanco. Ella contestó: es miércoles 31. Miércoles 31 de diciembre, y estás en CTI. Al fin despertaste. Quédate tranquilo que tus familiares en un rato más vienen a visitarte. A veces esperan afuera, pero vienen todos los días –me aseguró.
Quise seguir preguntando: ¿desde cuándo estoy aquí?, ¿porqué no recuerdo algunas cosas?, y un largo etc. Pero parece que todo tiene su tiempo y debía esperar. Miré las sábanas blancas y el paso tranquilo de otros enfermeros que pasaban por allí y me dije: esto es como ir al municipio, se requiere mucha paciencia para esperar y ser atendido, para escuchar las explicaciones de los funcionarios o para entender todas las vueltas que dan para hacer un simple trámite, en fin: para cumplir su horario de trabajo y recibir un salario por ello.
Poco a poco se llenaban las sinapsis de preguntas y al mismo tiempo surgían, como a borbotones, imágenes… que no eran las respuestas.  Estas visiones no eran muy coherentes pero allí estaban. Otras cosas que pasaban eran muy elocuentes y muy lógicas. Eran entendibles y por mí notadas, observadas desde mi particular y especial punto de vista, es decir, desde la posición de decúbito dorsal sobre el lecho de la cama frente a una de las entradas del salón, que supe era el Centro de Terapia Intensiva, más conocido como CTI.  Era lo que me explicó la enfermera y no tenía porqué dudar al respecto.
Sentía la garganta como seca, tenía escalofríos, y algunas cosas más. Era claro que aún estaba sin poder controlar mi temperatura corporal, pues de a ratos tenía frío y, súbitamente, sentía calor. Las sábanas estaban casi sueltas y no habían frazadas a la vista.
Recordaba haber tenido un accidente, que había chocado contra una camioneta, pero no estaba claro desde cuándo, cuanto hacía que había ocurrido eso. Lo importante parecía ser que estaba vivo. Cada enfermero que ingresaba a la sala preguntaba si yo era el del accidente en moto del 24 o preguntaba: ¿cómo te hiciste las fracturas? Sentía los dos miembros superiores vendados y algo de dolor, para lo cual me explicaron tenían calmantes y bastaba que les pidiera para que ellos me aplicaran una dosis...
Había despertado, ¿pero cuánto había dormido? Simplemente esperé que las cosas fueran pasando, alguna cara conocida vendría en algún momento. Alguien vendría, mi esposa, alguien… No estaba apurado, pues parecía que todo estaba bajo control, no el mío, pero estaba bajo control.  
Al lado había dos personas más en sendas camas, sobre albas sábanas como las mías. Uno de ellos, que alcanzaba a ver, pues estaba en la cama inmediatamente seguida a la mía, a mi izquierda, tenía la cabeza vendada. Tenía los pies muy pálidos, como fríos, quizás como yo los tenía también, aunque no los veía, a los míos, por estar tapados todo el tiempo.
Esto era interesante, estaba en un CTI como paciente, no como enfermero. Estaba viendo el mundo desde el otro lado del mostrador. Era toda una experiencia que fui investigando, fui razonando dentro de lo que pude. Pues por momentos surgían unas imágenes que eran confusas, extrañas. No parecían tener sentido, parecían películas proyectadas sobre la pared o los techos. Algo andaba mal. Pero no quise preocuparme por eso. Sin embargo, algo de duda se fue colando por el poco foco de razón que me parecía tener en ese momento. Dejé o quise dejar los pensamientos a un lado e intenté cerrar los ojos. Aunque quienes se acercaban decían: “Por fin despertaste”. No sabía qué contestar. Sentía que me despertaba de una larga siesta.
                                                                                                                          Pedro Buda 2010

jueves, 1 de diciembre de 2016

La carta del hombre de la silla en Revista Literarte

Comparto en esta entrada enlace a la revista literaria Literarte Digital  donde publicaron el cuento "La carta del hombre de la silla" que forma parte del libro Serie Túneles.
Desde esta entrada un especial agradecimiento a la responsable de la revista, la señora Graciela Diana Pucci por su importante colaboración en la difusión de materiales de escritores nóveles y de los consagrados.  
Los invito a visitar la revista y conocer a escritores de distintas nacionalidades cuyo material aparece publicado en esta edición especial de noviembre, de la revista Literarte. 




martes, 22 de noviembre de 2016

No hay dos sin tres - Aniversario del Blog


En esta entrada quiero homenajear a los seguidores, no importa si somos parte de la red social  Google +, Twitter o Facebook u otros, más específicos. Da igual... ¿Por qué? Porque tenemos algún interés en común, una visión, un gusto, una mirada parecida o no, quizás sólo seamos seres humanos interactuando de un modo distinto de lo conocido hasta la era digital; pero interactuamos.   

   Un punto en común con varios de ustedes es el placer por la lectura o la escritura. Y en esa instancia, más o menos frecuente, vamos compartiendo gustos, opiniones, nuestras visiones particulares sobre asuntos varios. Con muchos no nos hemos visto personalmente jamás y, quizás, no lo hagamos nunca, pero intercambiamos algunas opiniones, compartimos algo si nos gusta y nos volvemos seguidores, porque consideramos que puede interesarnos lo que el otro tiene para compartir y así, nos damos una vuelta por el blog, por el sitio, la red y encontramos ese mundo del otro. Nos sumergimos y hasta, muchas veces, nos emocionamos con eso que hallamos.   

   En este recorrido, en este camino donde van surgiendo mis huellas, creo percibir que surgen otras marcas más, que en parte recorren el camino junto con las mías, y en ocasiones se van, pero vuelven, y así se van sumando otras... Y entonces, mis huellas no están solas, sino que comparten el espacio-tiempo con otras huellas. Hoy, en este tiempo de venir reflexionando sobre estos ocho años de andar navegando, quiero compartir el producto de esto que me gusta hacer: escribir. Y quiero compartirlo con los seguidores:...*   Y también con los que no lo son, pero que en algún momento compartimos una lectura, un tiempo y espacio en la red.

   A cada uno de ustedes en particular, y a todos en general, gracias.  Les dejo, entonces, cinco de mis libros para descarga gratuita... como una manera de agradecimiento.








*Mirta Miguel, Lucía Brito del Pino, Bel vezer (Natalia Cardozo), Carlos Polonio, Gregorio García Alcalá, Sergio Omar Martínez, Patricia Artigas, rian ScritoradeletraS, María del Socorro Duarte, Laurette Garreau, Alvaro Píriz Barreiro, Ajejandro Martínez, Sofía Ro-Ro, flor Roberston, Gianella Nion Taramasso, Mundi Book Ediciones, Juanjo Lamelas, Julio Iglesias Rodríguez, Fernando García M., José María García López, Baudelio Salinas, Pedro Pablo Gómez, El Narratorio Blog, Universo La Maga, José David Guanco, Noticias minuto a minuto, Escritores en Red, Francisco Rodríguez Arana, Tulkas Hammer Pain, Diana Pinedo Ortega, Liliana Robles, Carlos Echinope, A Moliner, Sole Cerdan, Andrea Marin, Ricardo Guadalupe, Luis Javier Sierra Gorga, Camila Motta, Javier Rodríguez, M. Arturo Fernández, Antonio Linares, Nany M., Cynthia Falabrino, Rodrigo Villalba Rojas, Pablo Daniel Soto, Typos, Soledad Suarez, Nereo Ibi Geijo, Trece Gómez Pascual, Diego García, A. Elias Hinojosa, María Isabel Martínez Montoya, Lorena Guarnieri, Alejandro Marcelo Guarino, Sandra López Desivo, Sergio Sixtos, Diego Ospina, Sergio Raga, Alex Vargas, Grafema 11(Diana Pinedo Ortega), Juan Bosco Castilla, Florencia Farías,  José Ángel Graña A., Ana Fleitas, Gabby Villeda, Ibiza Melián, Promocion Literaria, Entidae, Bersaín Hernández, Servicios Editoriales, Cristina, José Javier Granero, Escaparate Literario, Andrea Guzman, angelinabalerina, Marina Cores, Eva Editorial Fanes, Álter Ego ediciones, Libroptica, Juan Carlos, Pablo García Vivanco, Javier Sacristán, Debes Reconocer Que, Jaime Gallegos, +Dimensiones, Biblioteca Bellvitge, José N. Méndez, Faty Ceseña Niebla, A Ciénaga da Veiga, Fernando N. Muiños, mirela dia, Ion Iacob, Ramiro López, Lector Cero, Quintín Rodríguez T., Coaching personal, Pameland (Pamela Pedreros), Danzel Marshall, César Blanco, Daniela Tapié, Editorial ROVE, Jesús Beltrán Andreu, Carlos Asencio, Luis V, IVANIK77, Cadena De Escritores, Razgo Audaz, Desván Vip, Pymes Autónomos, Félix Toran, Esteban Fariña,  Libelista, Karma Kindle, Francisco Angulo, Cervantes MHC, Kindle es Español, Pilar Alberdi, bubol.es, el Mirador, REALIDADESyFICCIONES, Edicionn Libro Indie, Ignacio Casal, María Blázquez, laEditorial.es, Blobic Buenos Aires, Ignacio Vidal, Agua de Reina, Trabalibros libros, BarMatrioshka, M. H. Heels, Tenemos mucho cuento, Túnel de Letras, Cuatrogatos, Paul Serrate... Y seguidores del Facebook... Seguidores de otras redes sociales para escritores y lectores...

domingo, 20 de noviembre de 2016

Aniversario del blog

En una entrada del 17 de Julio de este año (2016) mencioné que en diciembre se cumplen 8 años de este blog. Y en parte así es. Pero la primera entrada está fechada el 20 de noviembre de 2008. Ese mismo día subí dos textos: una invitación y un cuento1. Lo pueden constatar viendo las entradas de ese año. 
      Por algún motivo, que no recuerdo en este momento, feché diciembre como tiempo de aniversario Pero tiene que ver, quizás, con que 10 años antes (1998) me instalaba en mi casa, en mi apartamento, como nuevo propietario, junto con mi familia. Y este blog es también mi casa. Es el punto donde es la hiperrealidad, tal como el cuento, la novela. De hecho, en los cuentos, acordamos, tú (lector) y yo (escritor) que lo que aquí se narra es real. Transformando la experiencia en hiperrealidad.   
      Describo el mundo donde los personajes viven, hablan, sienten o se mueven. Y acordamos tácitamente que es así. Más allá de que cada uno perciba ciertas diferencias, detalles, lo que escribo te sirve de hilo conductor para que tú, amigo lector, crees o recrees el mundo compartido, donde los personajes son lo que hacen, sienten, o como los otros personajes lo ven. 
    Entonces, más allá de la exactitud de las fechas, me interesa compartir este tiempo como punto recordación, como punto de inflexión (expresión matemática, quizás no apropiada cuando no se busca la exactitud, pero sí como forma de ilustrar, de narrar sobre ese momento en que algo cambia) donde me detengo para mirar, evaluar y seguir haciendo, esto: escribir. 
     Para seguir escribiendo, conversando contigo, lector, hace pocos días inicié una nueva aventura compartida, el nuevo blog: Universo creativo de Pedro Buda. En él doy continuidad a este diálogo. 
       Quiero agregar que para que esa experiencia continúe, más allá de los blogs, te acerques a cualquiera de los libros publicados, si eso te parece bien, y construyamos juntos esta hiperrealidad, utilizando estos hipertextos.  
     

1. El cuento se titula  "Parte de su cerebro"

jueves, 17 de noviembre de 2016

Portada de Criados... En la Tierra Roja



Puedes, amable lector, descargar el .pdf de la plataforma de la Editorial Bubok 
También puedes comprar el libro impreso en el mismo sitio. 


miércoles, 16 de noviembre de 2016

Universo Creativo de Pedro...

Universo creativo de Pedro Buda es el título de mi último blog. En él intentaré dejar información sobre las huellas de mis libros publicados. Un poco de cada cosa, en la medida que vayan surgiendo datos para compartir con la comunidad. 

De momento podrán encontrar información sobre el sitio de donde descargar los libros en archivo .pdf, también pueden acceder a enlaces para comprarse en línea cualquiera de los libros impresos, en los distintos países donde la Editorial Bubok tiene su plataforma.

Dejaré, por otra parte, enlaces a sitios donde se publicaron parte de los libros, como por ejemplo, alguno de los cuentos que conforman los cuatro libros de cuentos. En otra oportunidad mencionaré otras informaciones, vinculadas a la creación o a las cosas vinculadas a la escritura de estos libros. 
Se irán agregando datos sobre la realización de los otros libros, como por ejemplo, los que tienen que ver con investigación periodística, y algunas cosas más. 

En fin... Los invito a conocer:  Universo creativo de Pedro Buda
Les dejo más abajo imágenes de los distintos aspectos del mismo blog.
Finalmente, en esta entrada, deseo agradecer a los amables lectores al tiempo que invitarlos, una vez más, a conocer el nuevo blog.









martes, 8 de noviembre de 2016

Sy, Sy, Sy en GUÍA AMARILLA DE FORMOSA

Captura de pantalla

El cuento Sy, Sy, Sy que forma parte del libro Criados... En la Tierra Roja, puede leerse también en Guía Amarilla de Formosa
Estimados visitantes de este blog les recomiendo pasarse por el sitio que lleva adelante Ernesto Rivarola, pues contiene información sobre la provincia y la ciudad de Formosa, República Argentina. 

jueves, 3 de noviembre de 2016

Corto

Pequeñitas de Cerámica





Corto realizado con material elaborado en cerámica por María del Carmen Techeira
El video puede verse también en mi canal en Youtube Formowar

lunes, 24 de octubre de 2016

Sy, sy, sy en Revista Literarte

Estimados seguidores les dejo enlace para acceder a la publicación del cuento Sy, sy, sy en la Revista Literarte 
Por otro lado los invito a conocer a otros autores que aparecen publicados en el mes de octubre en la misma revista que es llevada adelante por Graciela D. Pucci, que, según ella aclara, con el apoyo de otras personas que van colaborando con imágenes y demás.

Captura de pantalla

miércoles, 19 de octubre de 2016

"Don Estanislao" en Guía Amarilla de Formosa



Captura de pantalla. 

Es esta entrada deseo agradecer al señor Ernesto Rivarola por la gentileza de publicar uno de mis cuentos en la sección Formosa escribe del sitio del cual es editor responsable. Me refiero al sitio Guía Amarilla de Formosa
Este sitio cuenta con variada información sobre la ciudad de Formosa y sobre la provincia. 
Me llamó la atención una de sus páginas: Fotos y videos de Formosa. La imagen de una estatua de Baldomero, entrañable personaje de la ciudad a quien llegué a conocer siendo niño, en sus paseos por la avenida González Lelong, zona donde viví siendo niño. 
Creo que es interesante explorar, darse una vuelta por el sitio para conocer algunas cosas sobre la ciudad y la provincia de Formosa de la mano de este sitio que es la continuación de versiones impresas que aparecieron por primera vez, según el propio sitio, en 1992.  
Me permito invitar a otros escritores formoseños a participar del sitio si les resuta interesante.  
Para leer el cuento haz clic en el título --> Don Estanislao

 Don Estanislao
Captura de pantalla

jueves, 22 de septiembre de 2016

Criados... En la Tierra Roja

Imagen de la portada del libro: Criados... en la Tierra Roja


Estimados acompañantes de esta aventura que llevo adelante con la escritura les dejo enlace para comprar o descargar gratis en archivo .pdf mi último libro Criados... en la Tierra Roja. 

Criados... En la Tierra Roja - 
CC by - 
Walter Hugo Rotela González 

En este libro de cuentos encontrarán textos que, desde la ficción, buscan que nos detengamos en el tema del criadazgo.    Por ejemplo, en el cuento “Eusebio se fue” un hombre se encuentra en la calle con dos niños. Uno de ellos llora desconsoladamente y el otro le cuenta al hombre la causa. Días después sueña con el niño que lloraba;  éste, en el sueño, le dice "adiós". En Sy, sy, sy: Mariana es una criadita, una niña cuyos padres la pusieron a cargo de otros adultos, con mayores posibilidades económicas, quienes prometieron enviarla a la escuela y brindarle sostén necesario. Una siesta calurosa, asustada, trepa a un árbol y desconsolada llama a su madre, ante la insistencia del patrón de que suba a su falda.
Los otros cuentos son La Dueña es la criadita, Marito Pirú, Victoria, Don Estanislao, El libro del abuelo Jesús y La mujer del pañuelo verde. 

lunes, 19 de septiembre de 2016

La mujer del pañuelo verde


Esto que compartiré es lo que la memoria me permite recordar de lo ocurrido en mi vida, desde aquella madrugada en que mi madre me subió a las ancas de su caballo y nos pusimos en marcha a la casa de un pariente. Uno que estaba al sur del río rojo sangre, y aún más allá de otro río. El que supe después llaman Pirané.
Aquella madrugada yo estaba pronto. Mi madre, dos días antes, me contó que haríamos un viaje; pero me aclaró: “De esto no le digas a nadie che ra’y1” No recuerdo que me haya explicado nada más; pero sus palabras me quedaron grabadas, máxime porque pocas cosas más me dijo… o comentó durante el viaje o después. Ello debido a que después de dejarme en casa del tío Dionisio, al regresar a nuestra casa, una bala de la guerra civil la alcanzó, a pocos kilómetros de nuestro rancho.
Mi padre sabía que mi madre y yo haríamos el viaje, sabía por qué y para qué lo haríamos; pero le pidió a ella que no le dijera el destino, por mi propia seguridad. Él fue apresado, y liberado pocos días después, tras el fin de la guerra. Supo de mi madre cuando nuestro caballo llegó solo a la casa. Así que con cautela recorrió el camino al sur de la casa. Unos lugareños al verlos, a él y al caballo, reconocieron al animal.
“A este animal lo montaba una bella mujer blanca, de larga cabellera negra, hace un par de días” –le dijo una lugareña a mi padre. Mientras cabalgaba fue alcanzada por el fuego de un grupo de vecinos armados que, al verla con el pañuelo verde al cuello, le dispararon y la hirieron de muerte. El caballo dio varias vueltas en derredor del cuerpo caído y luego se perdió de vista. El cuerpo de la mujer -el de mi madre- fue enterrado debajo de un árbol. Ellos le mostraron el sitio a mi padre. Sin embargo, eso lo sé porque un vecino de mi padre me lo contó hace pocos años, cuando cumplí los sesenta y seis años. Es decir, sesenta años después de llegar a estas tierras en las ancas de aquél caballo y con mi madre conduciendo por entre medio de esos campos
Recuerdo que durante el viaje hicimos varias paradas, en los tres días que duró. En general andábamos de tardecita o en la madrugada, al menos los dos primeros días. El tercero viajamos todo el tiempo, incluso en horas de la calurosa siesta. Llevábamos lo puesto y nada más. Por momentos mi madre lloraba y poco más. No decía palabra. Es claro hoy que ella intuía que no nos volveríamos a ver. Su intuición la llevó a salvar mi vida, pero volvía junto a mi padre para enfrentar juntos esos tiempos difíciles. No pudo llegar pero cumplió con su objetivo. Es decir, me salvó del conflicto armado y sobreviví a la guerra.
Cuando pienso en ella se me ocurre que sería interesante saber dónde fue sepultada. Reconocer aquél árbol, al lado de cuyas raíces fue depositado su cuerpo inerte. Pero bueno, quizás no importe tanto eso como saber, sí, que hubo unas personas que se ocuparon de darle cristiana sepultura. Y la historia de esos últimos momentos me llegó por boca de vecinos de mi padre –quien prosiguió su vida. Volvió a casarse, unos años después de la guerra.

Crecí como un criadito en casa del tío Dionisio. Allí con el tiempo tuve como compañeros de juego y de vida a otros cómo yo. Niños que fuimos dejados a cargo de este tío que tenía un buen trabajo, pero que también exigía de nuestra parte ayuda. Así nos puso a trabajar a todos cuántos vivíamos con él y la tía. Éramos cinco los que fuimos a ayudar a casa de vecinos y, como contrapartida, le dábamos dinero al tío. Él, cada sábado, nos entregaba una parte. Así, desde los doce años, fui al cine y a los encuentros de boxeo, junto con un primo mayor.
Aquellas noches de boxeo eran particularmente interesantes para mí; pues cuánto hubiera dado por tener la edad, la habilidad y la oportunidad de salvar la vida de aquella mujer con el pañuelo verde al cuello que hizo un peregrinaje de tres días a caballo para salvar mi vida.
Pedro Buda
2016
Walter H. Rotela
               
Voces guaraníes usadas
che ra’y1: Mi hijo




La mujer del pañuelo verde - 
CC by - 
Walter Hugo Rotela González 

 *Este cuento integra la serie de relatos de ficción que conforman el libro Criados... en la Tierra Roja 
Visita la pagina del autor en Bubok Argentina.


viernes, 16 de septiembre de 2016

Victoria




Victoria mira el puerto desde la ventana de su cocina. El sol sube rápido por el éste cada mañana. Y ella disfruta ese instante. Después de ver la salida del sol toma el mate de la mañana. Se apronta y sale a buscar algún libro en las tiendas de libros usados. Canjea los que ya leyó, aunque suele guardar algunos, cual reliquia. Es su pasatiempo predilecto.
Un mañana de mayo, después de la salida del sol, se quedó con la mirada perdida. En la radio sintonizada en AM pasaban una noticia del día anterior. Una niña había muerto a manos del adulto a cuyo cargo estaba. Inmediatamente recordó, a sus setenta años, situaciones vividas en su niñez. Palizas, corridas. Recuerdos que consideraba enterrados en lo profundo de la rojiza tierra.
Victoria vive sola. Nunca quiso casarse o tener hijos. Se había jurado eso  ̶ y lo cumplió   ̶  de no traer niños al mundo. Era la séptima hija de un total de catorce hermanos. Su niñez la había pasado como criada en una y otra casa, como la mayoría de sus hermanas. Desde muy chica tuvo un carácter fuerte. Era muy rebelde y no se quedaba callada ante nadie. Para bien o para mal.
La mañana en cuestión, tras la rutina de ver salir el sol se dio un baño y salió como de costumbre, pero no visitó ninguna tienda de libros, no recorrió el micro-centro, no subió a ningún colectivo, sólo caminó. Y sus pasos la llevaron a la entrada de un templo, una pequeña capilla a donde concurría a oír misa, los primeros años tras su llegada a la ciudad capital. Pero hacía muchos años que no pisaba el interior del lugar. Esa mañana encontró abierto el templo e ingresó. Se persignó y vio que un sacerdote estaba cerca del confesionario. Se acercó y le dijo: "Necesito contarle".
̶ Bien, bien... Lo que quieras decir.  Pero sentémonos en un banco.
̶ Sí, sí. Estoy cansada. Gracias.
Lo que Victoria tenía para decir le llevó una hora, que le pareció corta al sacerdote. Ella parecía muy cansada al principio, sin embargo, el hombre de canas intuyó que ella necesitaba decir más, pero quizás en otra ocasión. Era mucho para un solo día.
La mañana estaba hermosa, el sol se colaba por entre las hojas, el bullicio de la ciudad iba creciendo; pero dentro de la capilla reinaba la calma. Sólo un murmullo era audible, donde ellos se encontraban. A un costado, hacia el frente, una mujeres rezaban el rosario, tenían un ritmo, un punto de inicio y otro de cierre, siempre el mismo, casi como el lub dub del corazón.
El sacerdote la miró y casi susurrando le mencionó que la recordaba, pero que hacía años no venía, como solía hacerlo los domingos.
̶ Sí, dejé de venir... dejé de venir pero sigo creyendo... Sabe el sol.... El sol me da esperanzas  ̶ se animó a comentar.
̶ Cada día es un regalo del señor... Y tú eres una mujer fuerte, luchadora  ̶ Expresó él mirando hacia ella y hacia una entrada de luz que provenía de lo alto de una pared.
̶ Creo padre, que al contarle esto que tenía aquí guardado... Al contarle me saqué... Me saqué un gran peso.
̶ Haz cargado demasiados años con este lastre y ya es hora... Es hora de dejarlo atrás. Tu nombre hace honor a esto que es tu vida: una victoria. Vive, vive y sé feliz. El sufrimiento no te doblegó, pero cargaste por demás con ese equipaje.
No dejes de visitar nuestra capilla, otras personas podrían aprender mucho de tus caminos en esta tierra color sangre.
̶ Lo haré. Seguramente mis pasos volverán a traerme, como lo hicieron hoy, después de tantos años.
Pedro Buda
Walter H. Rotela G.
2016 
*Este texto forma parte del libro de cuentos Criados... En la Tierra Roja 
Visita la página del autor en bubok 

jueves, 1 de septiembre de 2016

Dos o más palabras... sobre los seres del bosque

Los seres del bosque

Los seres del bosque están en la imaginación, son reales porque habitan en tu mente, en tus sentidos, en tu vida de escritor, en ese mundo que ves al soñar, al escribir, al pensar estas o aquellas líneas que van surgiendo y dejando huellas. 
  Gracias a esta necesidad de escribir, de dejar impresiones, de observar, de ingresar a los mundos de los seres que nos rodean, van surgiendo estas historias, estos proyectos que dicen tanto de la realidad como los informativos, sólo que con otros códigos, con estilos diferentes. 
  Cada escritor nos cuenta sobre ese mundo, algunos con más facilidad que otros desnudan el alma humana, descubren sus paisajes urbanos o de los campos, pero cada uno nos transmite algo de aquello que les rodea, permitiéndonos conocer más este vasto mundo que habitamos y compartimos. 
  Hoy leyendo a un escritor uruguayo disfruté de un mundo que apenas percibo, en ese campo que, algunas veces, visito y tras compartir con sus pobladores un rato de charla, aflora en parte su belleza, su vida, tan distinta a la urbana vida de Montevideo. 
  Esta entrada es simplemente para agradecer a los escritores que nos regalan sus visiones, sus observaciones, su mundo interior para nuestro deleite. Aprendo, cada día, sobre este oficio que me regala o me da, no dinero, pero sí mucho más de lo que creí podría darme. 
  Los seres del bosque, ese que conforman las dendritas, son tan reales como los que la imagen arriba compartida nos ilustra. Existen, están y andan, según nuestra imaginación los guíe. Allí estriba, según lo dijo un reconocido escritor argentino, la diferencia entre el loco y el escritor. Una fina puerta separa a uno del otro, al loco del escritor. Uno puede detener o mover al personaje, el otro no.   Aunque hay quienes afirman que una vez puesta en letras la vida del personaje, adquiere voluntad propia. De eso... nada sé. Pero ciertos personajes, creados por algunos escritores, tienen su lugar en el mundo, y lograron mayor reconocimiento que sus creadores literarios. Ejemplos hay muchos y no vale la pena que yo los nombre. Cada uno conoce algún personaje popular o reconocido. 
  Dejo por aquí estas huellas... Es mi reencuetro con aquellos amables cibernautas, receptores, seguidores que están aquí o más allá de la vuelta de la esquina de esta red de redes. 
Pedro Buda
Septiembre 2016

miércoles, 27 de julio de 2016

Marito Pirú

Fotografía y edición de Walter H. Rotela G.   

Don Mario disfrutaba de una helada cerveza. Tenía una docena de latas en la heladera y tres cajas más en el galponcito del fondo. Miraba la televisión distraídamente cuando escuchó el titular de la noticia: "Niña muerta por golpiza propinada por el adulto responsable de su cuidado". Apagó el televisor y encendió la radio donde pasaban polcas paraguayas.
Marito, como lo llamaban, conocía perfectamente el tema. Él había sido un criadito en casa de un veterano de la Guerra del Chaco. Este hombre de oficio albañil, se había asociado con un emprendedor hombre que conocía el arte de la elaboración de distintas cerámicas, como tejas o losetas. Varios productos de la tierra roja.   
El padre de Marito fue soldado reservista y actuó durante la guerra a las órdenes del sargento don Tránsito, el veterano albañil. Cuando supo que su antiguo superior estaba al frente de una empresa no dudó en visitarlo y pedirle que albergara a uno de sus hijos, en su casa o en la empresa, para que pudiera ir a la escuela.
El hombre que había quedado pensativo, ante la noticia de la niña muerta, era el quinto hijo de los nueve que habían engendrado su padre con su madre; pero sabía que había otros hijos, con otra mujer. Un motivo por el cual sus padres reñían cuando él era muy chico, un tiempo antes de que él fuese entregado a las órdenes de don Tránsito, en la fábrica de cerámicas. La cual no era más que un grupo reducido de casitas y unos galpones, más los tinglados sin paredes, de palos y tejas, donde depositaban las cerámicas.    
Marito quedó pensativo. Recordó sus primeros años en la fábrica, durmiendo de mita'i1 en uno de los galpones, pasando frío muchas veces, y otras, calores impensables con mosquitos que no paraban ni con cien espirales. En esos tiempos, cuando tenía entre nueve y diez años, sentía el estar apartado de sus padres. Sin embargo, no era el único en esa situación. Varios de los que trabajaban con él eran criaditos y sus padres los habían confiado a don Tránsito, que si bien no era malo, los ponía a trabajar duro todo el día. Eso sí, cada noche se aparecía y les contaba anécdotas de la guerra, muchas inventadas. Después de su relato les decía que ellos tenían suerte de estar allí y  no en medio de un campo de batalla, donde el machete, angaú2, era su mejor amigo.
Una noche, uno de los mita'i se reveló. Esa fue la vez que a Marito le quedó claro que nunca debía contradecir al viejo sargento. Tránsito tomó un palo que estaba a su alcance y lo golpeó,  angá3, al criadito gonzalito; con tanta fuerza y violencia que lo tuvieron que llevar a la casa del enfermero del barrio. El viejo le gritaba... "Añá Membî, Aña Membî4, mita'i carapé5". Lo trajo de vuelta, todavía vendado, una semana después. La golpiza no volvió a repetirse, y por un largo  tiempo, tampoco los relatos del viejo sargento.
Las polcas seguían sonando pero Marito no las escuchaba. Su mirada quedó perdida en un punto más allá de la puerta de entrada a la casa donde vivía ahora, que era el encargado de la fábrica. El viejo Tránsito había muerto años atrás y el que más conocía el negocio era él. El veterano, cuando cumplió sus setenta y cinco años, viéndose sin hijos, le dejó su parte de la fábrica.
Marito sentía un gran dolor, pero no entendía muy bien porqué. Recordaba vívidamente la golpiza que había sufrido Gonzalito, y también que, a pesar de ser mayor que el mita'i ese, no hizo nada por defenderlo. El viejo Tránsito era como un padre, sin serlo. Su palabra era sagrada, y todos le debían respeto. Lo que se materializaba en esa devoción diaria al trabajo, en el pedirle su bendición cada mañana, para empezar el día. La sumisión era parte de su idiosincrasia, algo incuestionable. Pero esa noche, la imagen fue tan fuerte que le hizo pensar en que, quizás, aquella rebelión de Gonzalito fue justa. Más cuando pensó en las veces que Gonzalito lo había salvado del maltrato de otros criaditos que lo llamaban "Marito Pirú6".
Un grito se le escapó cuando pensó nuevamente en la niña muerta y salió corriendo hasta donde dormitaba el ahora hombre, Gonzalito. Lo llamó y lo abrazó con fuerza. Después volvió a su rancho de encargado y tomó el resto de cervezas que estaban en la heladera.
Media hora después de la última lata don Mario se durmió.  El viejo Tránsito se le apareció en sueños y le habló: "Marito pirú Ñandejára7 te ilumine... Yo nicó8 viví como che gente9 he-í10. Y terminé cuelelé11 y medio tabî12..."  De un salto se despertó. El silencio, sólo interrumpido por algún grillo, dominaba la noche. Volvió a dormirse. Una vez más, el ex sargento se le apareció, vestido con su uniforme de soldado y le dijo en guaraní: "Guapicha oikutu va'e, oepy va'era13".

  Pedro Buda
Walter H. Rotela G.
 
  

Marito Pirú - 
CC by - 
Walter Hugo Rotela González 
    
Voces en guaraní usadas en este cuento.
1 Mita'i: Niño 
2 Angaú: Supuestamente, "como qué"  
3Pobrecito,
4 Aña Membî: Hijo del diablo
Mita'i carapé: niño de baja estatura, petiso
6 Pirú: Flaco
7 Ñandejára: Dios, Nuestro señor
8 Nicó: Ciertamente, efectivamente
9 Che gente: Mi gente
10 He-i: Dice
11 Cuelelé: Viejo, destruido
12 Tabî: Loco
13  Guapicha oikutu va'e, oepy va'era: "El que hiere a su semejante debe pagar su culpa"

*Este texto forma parte del libro Criados... En la Tierra Roja  

**Puedes visitar mi página en bubok Argentina

sábado, 23 de julio de 2016

Presentación y promoción de libros en REMES


Estimados cybernavegantes y lectores ocasionales de este blog les dejo en esta entrada una invitación para conocer una nueva sección de la página Red de Escritores en Español .
En la nueva sección se  incluyen imágenes de las portadas y sinopsis de los libros de autores vinculados a la Red Mundial de Escritores en Español.
Desde la fecha de hoy se incluyen tres de mis textos: Olivol y Mundial un solo clubSiete cuentos y Serie túneles.
Los invito a conocer a más autores y sus libros. A los escritores los invito a unirse a la red. 
En esta entrada deseo dejar constancia de mi agradecimiento a las personas que llevan a delante la página de REMES.  


domingo, 17 de julio de 2016

Sy, sy, sy1


Fotografía de muñeca en cerámica. (Obra realizada por Tega)


En plena siesta de un caluroso domingo de enero, mientras las chicharras aturdían, de tal modo que casi te despabilan del atontamiento provocado por las altas temperaturas asociadas a la humedad, en el patio trasero de una gran casa arbolada, Mariana jugaba con una muñeca que perdió un brazo.  
La navidad había pasado y ella soñaba con volver a ver a sus hermanos y padres. Eso le habían prometido cuando llegó a la casona de Ña2 Ruperta. Apenas comprendía el porqué debió irse de la casa de sus padres con sólo seis años y ayudar en las tareas domésticas en casa de extraños.
̶ Le pediré a mi hermano Robertito que te haga las manitos que te faltan  ̶  dijo Marianita mientras acariciaba su mutilada muñeca. En dos meses sería su cumpleaños. Lo único que esperaba, cada día del caluroso enero, era ese en que le avisaran que sus padres la venían a buscar para volver a casa y ver a sus hermanos, por unos días. Pues había comprendido que seguiría en la casona por un largo tiempo. Se sentía sola, y aunque ya no lloraba por las noches, le molestaba el pecho al pensar en su familia.
̶ Mitakuña'i3 ¿qué hacés ahí? Vení y cebame el tereré4. Este calor me está matando  ̶ ordenó con ronca voz el patrón, don Casildo. A quien había que llamar "señor". Y cada mañana al verlo, juntar las palmas de las manos y pedirle su bendición. Costumbre que la niña traía de su casa, en la cual su padre pronunciaba, igual que don Casildo, la frase: "Mi bendición".

La niña concurrió a la escuela los primeros meses del año, pero sobre mediados de Julio le dijeron, los dueños de la casona, que no iría más, pues no estaba cumpliendo con sus tareas de la casa. Y así, de un día para el otro, Mariana dejó de ir a la escuela. Allí, si bien jugaba con otros niños, era tratada con desdén por algunos. La llamaban Tití, por subirse a los árboles con gran habilidad. Esto era algo que compartía con sus hermanos en el campo.
Había llegado a la ciudad con su madre -que traía en su cuello una medalla de la santísima Virgen María, de quien era muy devota- tras medio día de andar en carreta y otro tanto de recorrer caminos asfaltados en un colectivo que las dejó en la terminal de la capital. Venía con la ilusión –compartida por su madre ̶  de ir a la escuela. Al bajar le aturdió el gentío, la voz chillando en los parlantes que anuncian las salidas y llegadas de colectivos; los vendedores de chipás, de relojes y cuanta cosa más. Se desplomó, tanto por el cansancio como por el extraño ruido, tan distinto al silencio del monte.                    
 Al bullicio de la ciudad se acostumbró con rapidez, como a los vendedores en los puestos, al amontonamiento de gente, ropa o basura en calles y en los colectivos. Y lo hizo al tener que acompañar a doña Ruperta en su marcha al mercado 4. Si bien no tenía que cargar grandes bolsos -si los medianos- debía escoger las verduras más frescas, las frutas más sanas, tal como solía hacer al ayudar a sus padres en el campo, al recolectar o cosechar, unos junto a otros. La recompensaba generalmente, doña Ruperta, con un chipá; en ocasiones con un chipá so'o5. Marianita, aunque no lo dijera, preferiría una de los grandes chupetines, esas paletas de colores que les compraba a sus hijos la señora.

Esa siesta en que Mariana soñaba despierta, con su muñeca desmembrada en un rincón, porque debía cebarle el tereré a don Casildo, pasó algo que no olvidó.
̶  Marianita  ̶  le habló casi susurrando el señor Casildo  ̶  vení y sentate aquí. Al tiempo que le indicaba que se subiera a su regazo.
̶ No, no hace falta señor. Estoy bien así. Aquí está su tereré  ̶ balbuceó la niña.
̶ Sí ... Pero vení aquí Marianita  ̶ reiteró el patrón, al tiempo que la levantaba sobre su falda de un tirón. Luego pasó sus manos sobre los muslos de la niña. Ella se soltó, dio un salto y trepó con destreza el árbol de mango del patio. Arriba quedó mirando al Yasì-Yaterè 6 cortando el zumbido de la siesta; con su emisión a viva voz: sy, sy, sy. 
   
Pedro Buda
Walter H. Rotela


Voces de la lengua guaraní usadas en este cuento.
1 Sy, sy, sy: Mamá, mamá, mamá
2 Ña: Modismo popular que reemplaza a la expresión "Doña"
3 Mitakuña'iNiña
4Tereré: Infusión de yerba mate y agua fría, generalmente con yuyos refrescantes. El contenedor de la yerba es una guampa (cuerno de vaca, cortada, con base de madera); se acompaña de una bombilla de metal o sorbete de madera.
Chipá so'o: Masa horneada de almidón, harina de maíz y leche relleno de carne.
6 Yasì-Yaterè : Dios tutelar de Yasi o "ñande sì" La Madre Luna, creadora de la raza guaraní. Es un enano rubio. Él simboliza la belleza y su representación lo confirma, pues le atribuyen singular encanto, "Luz de luna en los ojos, largo cabello rubio ensortijado, extraña sugestión en la sonrisa, irresistibles propiedades para conquistar mozas a las que rapta y ama, dejándoles un hijo que heredará su condición de Yasì-Yaterè".
 
Sy sy sy - 
CC by - 
Walter Hugo Rotela González 

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